Esta historia comienza en el Bronx hace más de cuarenta años.
Su protagonista no es Robert De Niro sino un muchachito judío que atiende a los clientes de Brooks Brothers detrás del mostrador.
Se llama Ralph Lifshitz y tiene algo especial: sabe exactamente qué espera de la vida.
Su visión lo llevará a convertirse en uno de los íconos de la moda neoyorkina y en el dueño de uno de los más grandes imperios del mundo de la indumentaria, sus accesorios y perfumes.
A fines de los años sesenta crea una marca, Polo, y la exhibe en una colección de corbatas de diseño propio. Poco después presenta una línea de ropa para hombres. A continuación lanza otra dedicada a la mujer.
Y la fama toca a su puerta cuando le encargan el vestuario de una película inmortal: El Gran Gatsby. Recuerdo con exactitud a Mia Farrow, en el papel de Daisy, envuelta en transparencias color marfil y el lujo exquisito de un Robert Redfort de los años '20.
Le sigue el vestuario del Diane Keaton en Annie Hall, con un look masculino que mantendrá en todas sus colecciones.
A partir de allí, Lifshitz se transmuta en Ralph Lauren, un clásico de la moda americana. Y ya con un pie en el exterior, abre en Londres su primera tienda que abarca...hasta una completa colección de hogar, la Ralph Lauren Collection!
Pero es la mansión Rhinelander, en la Madison Avenue de Nueva York, su casa central. Desde allí, rodeado de una arquitectura de estilo Ghotic con mucha boisserie y grandes chimeneas, se proyecta hacia diferentes países.
Si vas a Madrid, lo podrás ver en el Corte Ingés del paseo de la Castellana. Si pasás por Tokio, allí te espera su “flagship” que no es otra cosa que una monumental tienda en Omotesando donde compite con Dior, Prada y Vuitton. Si te gusta el tenis y sos de esos privilegiados que se pasean por Wimbledon, en el 2010 apreciarás a todos los jueces y árbitros enfundados en ropa de Ralph Lauren. Si preferís Palm Beach o Argentina, te encontrarás con Nacho Figueras que no sólo está catalogado como el “world's best polo player” sino que fue elegido para ser la imagen de la línea masculina de la firma.
En materia de joyería fina o relojes de lujo, Ralph Lauren se acaba de unir a la empresa suiza Richemon para diseñarlos y producirlos. En el 2008 y en cualquier parte del mundo, los diamantes tendrán una marca: Polo. Los perfumes, ya sean con base frutal o amaderados, con olor a romance o sofisticación, ya la tienen.
Y para conmemorar tantos éxitos profesionales a lo largo de cuarenta años, no se le ha ocurrido mejor idea que escribir su autobiografía.
Lo interesante de esta historia es analizar las bases de un imperio que mueve millones de dólares. Desde un mostrador del Bronx a la fama internacional hay un largo, largo camino. Cómo lo logró?
Las críticas coinciden en que no es un gran diseñador sino un estilista. Es verdad. No crea moda; aggiorna un estilo y lo mantiene con soberana coherencia. Supo vender un estilo de vida determinado e intemporal (elegancia versus status), de elegir el producto justo en el momento adecuado.
Y nuevamente volvemos a la visión. Cuando uno sabe con vehemencia y claridad qué espera de la vida, la mitad del camino hacia el éxito está allanado.
Y cuando hacemos lo que más nos gusta hacer siempre hay pasión.
Su protagonista no es Robert De Niro sino un muchachito judío que atiende a los clientes de Brooks Brothers detrás del mostrador.
Se llama Ralph Lifshitz y tiene algo especial: sabe exactamente qué espera de la vida.
Su visión lo llevará a convertirse en uno de los íconos de la moda neoyorkina y en el dueño de uno de los más grandes imperios del mundo de la indumentaria, sus accesorios y perfumes.
A fines de los años sesenta crea una marca, Polo, y la exhibe en una colección de corbatas de diseño propio. Poco después presenta una línea de ropa para hombres. A continuación lanza otra dedicada a la mujer.
Y la fama toca a su puerta cuando le encargan el vestuario de una película inmortal: El Gran Gatsby. Recuerdo con exactitud a Mia Farrow, en el papel de Daisy, envuelta en transparencias color marfil y el lujo exquisito de un Robert Redfort de los años '20.
Le sigue el vestuario del Diane Keaton en Annie Hall, con un look masculino que mantendrá en todas sus colecciones.
A partir de allí, Lifshitz se transmuta en Ralph Lauren, un clásico de la moda americana. Y ya con un pie en el exterior, abre en Londres su primera tienda que abarca...hasta una completa colección de hogar, la Ralph Lauren Collection!
Pero es la mansión Rhinelander, en la Madison Avenue de Nueva York, su casa central. Desde allí, rodeado de una arquitectura de estilo Ghotic con mucha boisserie y grandes chimeneas, se proyecta hacia diferentes países.
Si vas a Madrid, lo podrás ver en el Corte Ingés del paseo de la Castellana. Si pasás por Tokio, allí te espera su “flagship” que no es otra cosa que una monumental tienda en Omotesando donde compite con Dior, Prada y Vuitton. Si te gusta el tenis y sos de esos privilegiados que se pasean por Wimbledon, en el 2010 apreciarás a todos los jueces y árbitros enfundados en ropa de Ralph Lauren. Si preferís Palm Beach o Argentina, te encontrarás con Nacho Figueras que no sólo está catalogado como el “world's best polo player” sino que fue elegido para ser la imagen de la línea masculina de la firma.
En materia de joyería fina o relojes de lujo, Ralph Lauren se acaba de unir a la empresa suiza Richemon para diseñarlos y producirlos. En el 2008 y en cualquier parte del mundo, los diamantes tendrán una marca: Polo. Los perfumes, ya sean con base frutal o amaderados, con olor a romance o sofisticación, ya la tienen.
Y para conmemorar tantos éxitos profesionales a lo largo de cuarenta años, no se le ha ocurrido mejor idea que escribir su autobiografía.
Lo interesante de esta historia es analizar las bases de un imperio que mueve millones de dólares. Desde un mostrador del Bronx a la fama internacional hay un largo, largo camino. Cómo lo logró?
Las críticas coinciden en que no es un gran diseñador sino un estilista. Es verdad. No crea moda; aggiorna un estilo y lo mantiene con soberana coherencia. Supo vender un estilo de vida determinado e intemporal (elegancia versus status), de elegir el producto justo en el momento adecuado.
Y nuevamente volvemos a la visión. Cuando uno sabe con vehemencia y claridad qué espera de la vida, la mitad del camino hacia el éxito está allanado.
Y cuando hacemos lo que más nos gusta hacer siempre hay pasión.
1 comentario:
Buenos Días:
Me resulta muy interesante l oq usted escribe.
Gracias.
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