Jean Claude Kauffman es sociólogo y director de un centro de investigación en la Universidad de Paris y especialista en estudios de la vida cotidiana. Afirma que "estamos siendo testigos de un regreso a valores más seguros y con orientación familiar”.
Quizás dentro de este marco se pueda encuadrar la negativa de las jóvenes francesas a usar topless. Aunque uno de sus factores bien puede ser la exigencia de perfección del cuerpo unido a la necesidad de protegerse del sol.
Moda pasada, el topless tiene sus orígenes en los cabarets de 1920. Y sirvió de inspiración a Rudi Gernreich quien, en la década del 60 , lo reiventó. Lo llamó monobikini y lo concibió como un traje de baño negro con dos tirantes que dejaba el busto al descubierto. Brigitte Bardot lo popularizó y Saint Tropez se convirtió en el bastión del topless. Pechos blancos, morenos al aire libre. sobre la arena , entre las olas o en cubierta de veleros y yates.
Hoy, las francesas opinan que el topless fue bandera feminista de una batalla que ha sido ganada. Y se prefiere la discreción. Hasta el alcalde de St. Tropez piensa igual.
No así en Estados Unidos donde el topfree sigue promoviendo legalizar el desnudo torácico femenino.
Pero Francia es el centro de la moda en lo que a indumentaria -o falta de ella- se refiera. Y marca tendencias.
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