El diseño de la
indumentaria -el diseño en general- está íntimamente ligado con
la arquitectura en tanto exponente de una necesidad social.Y muchas
veces se han utilizado construcciones, que ya forman parte de la iconografía arquitectónica, para los
desfiles.
Este es el caso del
Palacio de Cristal en Madrid. En los jardines del Retiro, esta
catedral de vidrio y columnas jónicas, coronada por una inmensa
cúpula de acero, se asienta junto a un lago artificial al que se
desciende por una escalinata que se pierde bajo el agua. Francamente
bello, el Palacio fue construido en 1887 por Ricardo Velazquez Bosco
con motivo de la exposición de las Islas Filipinas.
Loewe, una de las grandes
casas españolas de moda de lujo
(perteneciente
actualmente al holding francés LVMH - Louis Vuitton)
ha hecho más de un memorable desfile allí.
Y el Grand Palais des Champs-Elysées de París ha sido tradicionalmente utilizado por la casa Chanel. Se dice que Chanel reinventó el lugar dándole un nuevo toque con sus pasarelas.
Se
comenzó su construcción en 1897 bajo la mano de varios arquitectos.
Su estilo (llamado Beaux Arts) es un tanto ecléctico ya que reúne el gusto por la ornamentación
y decoración, un diseño de planta formal y el uso de materiales, en
ese momento novedosos, como el hormigón armado, las estructuras de
hierro y acero a la vista y el acristalamiento en techos y
pabellones.
En uno de sus frontones se puede leer: Monumento consagrado por la República a la gloria del Arte Francés.
Los
desfiles de Chanel han reinventado este espacio una y otra vez con la
consigna de originalidad e imaginación.
Postal de 1900 con el Grand Palais de fondo
Puente Alejandro III
Desfile Chanel en el Grand Palais
Desfile Chanel en el Grand Palais
Desfile Chanel en el Grand Palais
Chanel reinventa un bosque dentro del Grand Palais
Y desde
fines de 1800 hasta nuestros días, la belleza arquitectónica de
estos lugares ha sido y sigue siendo reconocida como tal. Construidos como pabellones para exposiciones internacionales han pasado a ser parte del paisaje urbano.
Lo efímero perdura en el tiempo por su belleza y su ingeniería. Y las
firmas de lujo de la indumentaria reinventan cada vez este escenario,
quizás nostálgico, de una época de derroche y prestigio.