Cada temporada la moda del prét- à- porter impone sus códigos.
A mi modo de ver, las innovaciones de esta primavera no son realmente creativas sino que el “aggiornamiento” es de rigor. Con la mirada en el pasado, volvemos a re-editar los estampados de Pucci; los vestidos globos, esta vez convertidos en prendas sueltas y con caída; los shorts de los '70.
Como contrapartida, se enfatiza la propensión hacia lo andrógino, muy evidente en las pasarelas de moda masculina. Esta tendencia tiene su lectura en los cambios sociales que nos toca vivir. Y si bien no ha llegado, todavía, a su versión más absoluta, poco a poco comienza a ganar terreno.
Pero, más allá del análisis, qué vamos a encontrar en las calles de cualquier ciudad del mundo, en sus boutiques y grandes tiendas?
Esta primavera el abanico de colores se abre hacia el amarillo, clave y predominante. Un amarillo ácido y luminoso ideal para pieles bronceadas. Y otra vez el rojo. Rojo puro y fuerte sin llegar a su versión más agresiva.
En contraste, el blanco continúa. En camisas para usar sobre trajes de baño, como vestidos o superpuestas a shorts y remeras. Blancas, muy largas y con volumen.
Y luego están los colores pasteles dibujándose en líneas románticas o urbanas. Y no olvidar el plateado. Plata en vestidos de noche, en brazaletes y aros hasta llegar al calzado. Plata entrelazada en motivos étnicos, plata opaca o brillante para las diferentes horas del día.
En estampados, Pucci vuelve a ser moda. Y el animal print llega a los trajes de baño.
La vedette? Los shorts...que este verano serán de rigor. En diferentes texturas, colores y largos. Siguiendo la línea globo o rectos y cortos. Y vuelven los enterizos en telas no rígidas.
Los vestidos se acortan mucho o se alargan hasta el tobillo. Bajo sobretodos o sobre leggins. Vestidos mateaux, románticos, años '50 o futuristas.
Trench y gabardinas se despliegan en todas sus versiones, del clasicismo a la innovación.
Y el deporte sale a la calle, a toda hora, mimetizándose en cualquier prenda: las franjas en el ruedo incluso para los vestidos más lujosos, cuellos morley haciendo juego con los puños de las chaquetas cazadoras, viseras trabajadas para la noche.
Todo esto va encabezado por turbantes, bandeaux y sombreros. Algunos con un dejo Chanel, otros muy años '50. Y termina en sandalias de altas (a veces muy, muy altas) plataformas.
La shopping bag (bolso de gran tamaño) pasa por su mejor momento: hasta Vuitton le ha cedido un puesto de honor. Y las fajas y cinturones continúan en todas sus versiones.
Dentro de este panorama hay que saber elegir. La elección es la clave del estilo. Y éste, ya se sabe, no se comparte con nadie.