Se acaba de descubrir una onda luminosa capaz de atravesar todo tipo de material.
Esta luz “superfluida” atraviesa la materia opaca, cristales espejados y suspensiones como la niebla, sin que se produzca ninguna dispersión o desviación.
Su existencia ha sido demostrada en Paris, gracias a la colaboración de Carusotto, del Centro Bec de Infm-Cnr de Trento, del grupo teórico de Cristiano Ciuti de la Universidad de Paris 7, y del grupo experimental dirigido por Alberto Bramati y Elizabeth Giacobino del Laboratorio Kastler Brosser de la Universidad Paris 6. Carusotto y Ciuti fueron los pioneros en esta investigación desde el 2004.
En su viaje por el aire, la luz común se desvía y dispersa al hacer contacto con la materia. Después de un temporal, por ejemplo, forma un arcoiris. En la niebla, se refleja en las gotas de agua en suspensión creando un muro luminoso. En el cristal opaco, se desvía a partir de las imperfecciones que la distorsionan.
Por el contrario, la luz superfluida -tal como predicen Carusotto y Ciuti- puede atravesar cualquier material sin ninguna dificultad o distorsión. De hecho, los fotones que la componen interaccionan entre si de tal manera que la luz comienza a comportarse como un verdadero fluido. Para localizarla, utilizaron una luz de láser altamente estable y un pequeño semiconductor de arseniuro de galio como objetivo.
Una luz que puede traspasar, tranquilamente, cualquier material beneficiará, sin lugar a duda, el desarrollo de la fibra óptica y de un nuevo chip capaz de guardar mucha más energía e información que los actuales. Pensemos en los miles de millones de chips que cada día se usan en el mundo, incluyendo computadoras, teléfonos, televisores y automóviles.
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