lunes, 1 de octubre de 2007

El irreverente mundo de Jean Paul Gaultier: entre la magia y la polémica


Jean-Paul Gaultier el irreverente, el fetichista, el que rompió los canones establecidos de la moda dándoles un toque surrealista. El que, desde su debut allá por los 70, nunca dejó de asombrar. Porque Gaultier no se priva, nunca lo hizo, de crear a partir de su fantasía. Kitsch o futurista, inspirado en los marineros de los años 40 o en escenarios ciudadanos, maneja la dualidad de lo mágico y lo agresivo. Basta recordar el bustier con forma de cono que diseñó para Madonna en “Blond Ambition”. O la utilización de la lencería aggiornada como uso externo.

Se lo acusa de que su ropa no es fácil de usar. Y es verdad. Pero justamente fue este estilo teatral lo que le permitió adentrarse en el mundo cinematográfico y en el de la danza. Su firma aparece en el vestuario de “Kika” de Almodovar o en “ La ciudad de los niños perdidos” de Jean Pierre Jeunet. Y ha deslumbrado con el vestuario de más de dieciocho ballets de la coreógrafa Regine Chopinot. Siempre polémico, se ha permitido diseñar y mostrar en la pasarela, un vestido al que llamó “delgadez extrema” imitando la caja toráxica con bandas de seda. En esta temporada impactó con la imagen opuesta: una modelo, ni tan joven, ni delgada, ni perfecta, desfilando vestida en muselina negra. Una manera de intensificar el debate sobre el síndrome anorexico en las pasarelas? Quizás. En sus últimas colecciones, el diseñador se divierte con una imagen femenina enfundada en satinados shorts de boxeador y medias de red. Mujeres empinadas en zapatillas deportivas de taco alto y coronadas por bandas de toallas sujetando el pelo. Junto al despliegue de lo anti-convencional y para festejar sus 30 años en la moda, Gaultier celebró desbordando fantasía. Eligió el mítico Olympia para su fiesta e imaginó una noche mágica. Para ello, convocó a brillantes profesionales de la moda y los convirtió... en magos! Él mismo hizo levitar a Virginie Mouzat de Le Figaro. Hamish Bowles cerró una caja con Grace Coddington adentro (la directora creativa de Vogue) y la volvió a abrir para sacar de ella a la modelo Lily Cole. Número tras número, la moda y la magia convivieron. Pero Gaultier no es sólo un predigistador que saca permanentemente de la galera nuevas formas de impactar. Contestatario o irónico, algunos de sus diseños se acercan a las obras de arte. Es, en definitiva, un verdadero creador. Nos guste o no.

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