lunes, 1 de octubre de 2007

Espejito, espejito...¿Cómo me ven?


¿ Somos como nosotros nos vemos o como los demás nos ven? Parecería que para saberlo sólo hace falta un espejo. Pero en la mayoría de los casos no es así. Por exceso o por falta de autoestima, por hábito o por prejuicio, la imagen que tenemos de nosotros mismos no siempre coincide con la que registran los demás. Muchas veces lo que consideramos una imperfección es reconocida por el que nos observa como uno de nuestros puntos fuertes, o lo que más nos gusta de nosotros mismos pasa totalmente inadvertido. ¿Cómo conocer sin distorsiones lo que registra la mirada ajena? ¿Cómo abandonar nuestros prejuicios con respecto a nuestra propia imagen? ¿Qué nos conviene destacar y qué detalles sería mejor no enfatizar? ¿Como elegir el corte de pelo, el color y la ropa que mejor nos definen, que mejor se adaptan a nuestra personalidad, a nuestra manera de movernos, al trabajo que hacemos, a los lugares que frecuentamos? Para encontrar las respuestas, un nuevo profesional entra en juego: el asesor o la asesora de imagen. La Asesoría de Estilo e Imagen Personal nace en Francia y se extiende a Estados Unidos durante los años 60. Se basa en la capacidad de seducción de la imagen que una persona transmite en tanto unidad cuerpo-mente-espíritu. Hay estudios que demuestran que la primera impresión que causamos está compuesta por:

55 % corresponde al lenguaje corporal
38 % a la voz
7 % a la comunicación verbal.

Como se ve, la apariencia física y el estilo corporal aventajan ampliamente a la palabra. Incluso a los matices de la voz.
El asesor lo sabe. Está especialmente entrenado para detectar errores de percepción –si los hay- y confirmar los aciertos en nuestra manera de mirarnos y de mostrarnos.
Es una mirada externa profesional, avalada por una importante experiencia que abarca diferentes campos: desde la moda (indumentaria, maquillaje, peinado) hasta la psicología y las técnicas corporales.
Una mirada que no solamente puede proponernos mínimos o grandes cambios en nuestra habitual manera de presentarnos, sino ayudarnos a definir y crear algo fundamental: nuestro propio estilo. Simple o fantasioso, muy estudiado o decontractée, fresco o de alta temperatura...pero el nuestro, el que mejor nos define, el que nos hace únicos y diferentes.
Estilo. Color, línea, perfume, textura de las telas, diseño, maneras personales y exclusivas de combinar lo que todo el mundo usa, expresión sensorial de lo que realmente somos. Desde luego, ningún título ni curriculum puede asegurar una eficaz interacción entre el asesor y el cliente: pero desde la primera entrevista se percibe si hay o no un buen feeling.

Esta nueva profesión, la Asesoría de Imagen, está presente en muchas agendas de excelente nivel. Y los resultados parecen confirmar su importancia. En una época de grandes y veloces cambios, época en que el mercado internacional lo unifica todo, es importante que no haya contradicciones entre ser y parecer. Y que desde la primera mirada un estilo propio nos distinga y nos exprese.

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